Haced correr la voz de que la libertad existe. De que hay algo enorme detrás de los días grises. Haced correr la voz, resistiremos el embiste. No estamos tan solos, ni estamos tan tristes. Haced correr la voz, caerán todas las torres. Todos los monumentos de los civilizadores. Haced correr la voz, seremos el desorden, que hará sucumbir a todos los opresores.
Haremos temblar el mundo, abriremos las jaulas. Sacaremos a los niños de psiquiátricos y aulas. Orgullosos esquizos, somos la peor fauna. Morderemos los cuellos de quien nos roba la calma.
Nunca pactaremos. Jamás caeremos en la provocación del rebaño de siervos. Beber de vuestra agua, a cambio de trabajo. Antes morir de sed que ser vuestro esclavo. Lo tengo claro. Nuestra lucha es por la vida. Por poder vivirla de veras, con alegría. Claudicar nunca, rendirse jamás, lo dijimos una vez, ahora no hay vuelta atrás. No asumimos ninguna de vuestras leyes. Odiamos la democracia y a cada uno de sus reyes. No es compromiso activista, es autodefensa… del dolor innecesario, del capital y su crudeza.
Atacar. Nunca bastó con marchar. Reventarnos por dentro, destruirnos y afilar nuestras vidas, buscar salidas. Escribir bombas y poner poesía. Leer entre líneas, observar con perspectiva. Rayar todas las calles en buena compañía. Escapar del vigilante, escupir al policía. ¡Que jamás os traten como sucia mercancía! Poned empeño en que no os roben los sueños. Como de pequeños, sed salvajes como niños. Vivid con cariño todos vuestros desencuentros. Pasaremos nuestros días vomitando sentimientos.